Río de Janeiro.

Caminando sin Rumbo por Río de Janeiro, Brasil.

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Río de Janeiro
La Ciudad
Brasil
Caminando sin rumbo

Río de Janeiro desde el Corcovado, Brasil. Foto del 2005.
Río de Janeiro desde el Cristo Redentor sobre el Corcovado
El peñasco a la derecha en la foto es el Pan de Azúcar.
Centro comercial de Río de Janeiro y bahía de Guanabara.

A finales del 2005, en diciembre antes del comienzo de las fiestas de Navidades, tuvimos la oportunidad de salir de vacaciones por dos semanas. Todo ese año estuvimos haciendo planes para ir a Escocia, pero ya el frío se nos había adelantado en el hemisferio Norte y nos vimos forzados a cambiar la mirada hacia el trópico o el sur. Como Río de Janeiro siempre ha sido uno de los lugares que más hemos deseado visitar y ya que todo se proporcionó, fue a esta ciudad de Brasil a donde nos encaminamos.


Río de Janeiro es una ciudad con una cultura que nos atrevemos a llamar propia. Hemos visitado otras ciudades en Brasil y aunque más allá del idioma todos los brasileros demuestran mucho en común, los cariocas tienen cosas que no hemos visto en el resto de Brasil. Son gente alegre y a pesar que hay de todos en todas partes, con los que tratamos a nivel de amigos toman la vida como se presenta, con las preocupaciones adecuadas pero sin ser pesimistas. No es una cosa de estar bailando o en la música todo el día pero si sucediera la oportunidad y la compañía es grata, la ocasión no es ignorada. Gente que si pueden evitar una preocupación prefieren sonreír y tomar las cosas a la ligera en vez de estar haciéndose los importantes con la cara tiesa y hablando de problemas que no están a su alcance resolver. También los vimos hablar en serio, y con esta cara son tan precisos como los propios ingleses.


En Copacabana, Río de Janeiro, Brasil. Foto del 2005.
En Copacabana, Río de Janeiro.
Playa de Copacabana y Avenida Atlántica.

La ciudad de Río de Janeiro tiene una topografía muy peculiar. En muchas partes la superficie de la tierra está a poco más del nivel del mar. Esta superficie en gran parte es playa al mar o costa de la bahía de Guanabara y de un lago llamado Lagoa Rodrigo de Freitas no muy lejos del mar. En total contraste por todas partes emergen de la tierra grandes elevaciones de piedra sólida. Estas alturas son los “morros” (cerros, lomas, etc.) que en ciertos casos tienen la piedra al descubierto y en otros tienen una bella vegetación verde. Según nos alejamos de la costa, hacia tierra adentro, el paisaje continúa atractivo pero no es tan accidentado. Las casas y edificios se encuentran mayormente en la superficie baja, pero hay construcciones en todas partes donde se ha podido afianzar un horcón.


La historia en Río de Janeiro es sorprendente. No se limita a impresionantes templos con la ornamentación de catedrales y palacios imperiales con la correspondiente arquitectura. En el centro de la ciudad algunas edificaciones obligan al caminante detenerse para poder admirarlas como la obra demanda.


Cuando ya pensábamos haber visto todo lo significante, nuestro guía nos llevó a otra plaza rodeada de bellos edificios y después a otra más. Bueno, fue entonces que recordamos que es lo que nosotros habíamos ido ha hacer en Río de Janeiro. Continuamos tomando fotos, pero ya no era nuestro interés conocer la ciudad. Dejamos que el espíritu de carioca surgiera en nosotros y comenzamos a disfrutar de todo el esplendor.


Carnaval en Río de Janeiro, Brasil. Foto del 2005.
Río de Janeiro, tierra de carnaval
Los domingos cierran una senda de la Avenida Atlántica y
la fiesta se pone mejor. Algunas veces alcanzando extremos como éste.

Son las bellas playas, el carnaval y el fútbol lo que a todos nos atrae. Pero más allá de las playas rodeadas de magníficos peñascos, algunos dentro del mar forman los islotes y cayos que complementan la pintoresca costa y otros que no llegan al cielo pero sí a las nubes, hay una vida muy laboriosa. Vimos muchas personas locales pescando y también mucha actividad a nivel comercial, no sabemos si existen facilidades para la pesca deportiva. Por la cantidad de barcos que vimos en la bahía de Guanabara, el puerto debe de ser bien grande y activo. Las viejas naves, que parecen estar abandonadas, en el centro de Río de Janeiro atestiguan a la importancia que tiene el puerto de esta ciudad.


Por las calles también vimos una gran cantidad de tiendas de mercancía de marca y menos cara. Visitamos al menos tres centros comerciales, pero esta experiencia no nos llamó mucho la atención porque eran muy similares a los que vemos en todas partes aunque en algunos vimos tiendas de pieles y otros artículos nacionales que no hemos visto en otros lugares. Fuimos a un mercado en el centro de la ciudad donde venden de todo, ya aquí la cosa era mucho más barata y quien sabe de que calidad. Nuestro guía no nos dejó entrar. Como buen carioca, nos dijo que él no necesitaba un dolor de cabeza.


Palmas imperiales en el Jardín Botánico de Río de Janeiro, Brasil. Foto del 2005.
En el Jardín Botánico de Río de Janeiro, un paseo muy agradable
con plantas muy interesantes. Nos gustó mucho la colección de orquídeas y
la de las heliconias, sin dejarnos de llamar la atención otras.
Los paseos de las palmas imperiales hay que caminarlos.

El tráfico de automóviles es considerable en algunos lugares, las calles son buenas y permiten que el tráfico se mantenga en continuo movimiento. Hay muchos túneles y al menos en un lugar vimos como una montaña había sido picada para pasar la calle, también hay autopistas que van de una punta a la otra de la ciudad. Si viajamos hacia el sur, camino a Guarativa continuando al estado de Sao Paulo, hay una carretera que bordea la costa. Ese fue nuestro paseo favorito, a tal punto que viajamos esa carretera dos veces.


Tenemos entendido, por las conversaciones con otros turistas en el hotel, que en Río de Janeiro hay un metro. Nosotros no lo montamos, es más, ni vimos las paradas. Sí se notan los autobuses en algunos lugares como en las calles una o dos cuadras arriba de la Avenida Atlántica en Copacabana. En este viaje nosotros preferimos emplear un guía chofer que nos llevaba todos los días a dar paseos que duraban de seis a siete horas. No es barato, y es posible que perdamos algunos detalles turísticos que los tours ofrecen. Sin embargo, hemos usado mucho este sistema en otros lugares y es una forma muy eficiente de conocer más allá de lo que se vende sin perder tiempo a la vez que complacemos todos los caprichos que se nos puedan ocurrir. Tal vez no aparente ser muy espontáneo, pero por experiencia, si el camino se encapricha en que veamos algo o vayamos a algún lugar específico, no hay forma de pararlo y va a suceder. A la aventura no hace falta buscarla, ella solita sucede.


En Santa Teresa, Río de Janeiro, Brasil. Foto del 2005.
En Santa Teresa, Río de Janeiro.
Este tranvía es bien famoso, lo hemos visto
en varias películas de cine y no es tan caro montarlo.

Muchos restaurantes por las zonas turísticas, sobre todo en las playas de Copacabana e Ipanema. El del hotel donde nos hospedamos un desayuno y una comida excelentes. Almorzamos y en algunas ocasiones cominos en restaurantes fuera de lo que es el circuito turístico, donde comen las personas que viven en Río de Janeiro. Estos restaurantes más bien eran de dos tipos. Uno muy similar a los que comimos en Sao Paulo y Brasilia; tienen un buen buffet de platos ligeros y la carne al pincho la sirven a la mesa si uno indica que desea más virando un cartoncito. El otro estilo ya lo habíamos tratado en Anápolis; es un buffet con la carne cocinada al gusto donde antes de sentarse le pesan el plato y le dan un recibo, pagando a la salida todos los recibos. Por supuesto que también comimos todo tipo de chucherías, cada lugar sirviendo y cobrando a su manera.


La vestimenta en Río de Janeiro, sobre todo en las áreas de las playas, es bien casual. En el centro se ven los hombres en trajes, en las playas nadie usa pantalones largos ni zapatos de piel.


El Cristo Redentor, Corcovado, Río de Janeiro, Brasil. Foto del 2005.
El Cristo Redentor de Río de Janeiro

Se puede subir al Corcovado y al Pan de Azúcar (Pão de Açúcar) que son dos de las elevaciones más notables en Río de Janeiro. El Pan de Azúcar es un peñasco solitario, mientras que el Corcovado es parte de una sierra. Es sobre el Corcovado donde han edificado la imagen de Cristo Redentor. El Jardín Botánico es un buen lugar donde pasar un rato. El zoológico tiene una excelente colección de animales muy saludables. Las escuelas de samba en ciertas temporadas del año permiten ser visitadas. Como estos lugares hay muchos otros que le dan la oportunidad al visitante de pasar unas vacaciones muy agradables.


A las favelas nuestro guía y chofer prefirió no llevarnos; en aquellos días habían sucedido desacuerdos entre las directivas de algunas favelas y las autoridades y él no se sentía del todo cómodo llevando turistas a esos barrios. En el área de Copacabana hay una de estas favelas que los turistas van y visitan, nosotros no lo hicimos. Visitamos algunos de los barrios al noroeste de la ciudad, donde viven personas que no son tan pobres como los de las favelas pero tampoco tan afluentes como lo de las zonas sur donde están las playas, y aunque no hay mucho que se pueda llamar turístico, la gente muy amable.



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Última Revisión: 1 de Enero del 2007
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