Caminando sin Rumbo por Brasilia, Brasil. Bandera de Brasil.


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Congreso Nacional de Brasil, en Brasilia.

El presidente Juscelino Kubitschek, haciendo realidad su promesa de campaña electoral de “cincuenta años de progreso en cinco”, en 1956 puso en marcha el ideal, concebido en 1789 y expresado en el artículo 3 de la Constitución de la República redactada en 1891, de construir una nueva ciudad capital al enviar al Congreso el “Mensaje de Anápolis”. Siendo aprobado ese mismo año por la Cámara y el Senado, quedó la obra del planeamiento urbanista en manos de Lúcio Costa y el diseño de los edificios en las del arquitecto Oscar Niemeyer.


No todo fue fácil, además de tener que abastecer a la nueva ciudad de todas las necesidades, desde el concreto para las construcciones hasta las cucharas de los restaurantes, también tuvieron que construirse carreteras de acceso que unieran a la nueva localidad, hasta entonces prácticamente despoblada, con el resto del país. Y por su puesto que hubo gran oposición de parte de muchos ya acostumbrados a las comodidades de Río de Janeiro. Sin embargo, el 21 de abril de 1960, las palabras de Kubitschek se hicieron tangibles al ser inauguraba Brasilia.


Se le critica a Kubitschek la deuda e inflación que el proyecto acelerado de la capital llevó al país. Nosotros no sabemos de economía y mucho menos nos atreveríamos a criticar a un presidente elegido por un pueblo tan noble como lo es el brasileño. Lo que sí afirmamos es que desde su inauguración siempre hemos deseado visitar a Brasilia, y ya complacido nuestro deseo sólo nos queda otro y ese es, volver a visitarla.


Uno de los ministerios en Brasilia.

El centro de Brasilia fue delineado con un amplio corredor de jardines delimitado por dos amplias avenidas que separan la ciudad en dos zonas similares, la norte y la sur. Culmina el corredor en la Plaza de los Tres Poderes, donde radican el Tribunal Supremo Federal, el Congreso Nacional con sus dos cúpulas y torres gemelas, y el Palacio de Planalto donde radica el presidente o poder ejecutivo. Antes de la Plaza de los Tres Poderes se encuentra la Explanada de los Ministerios con sus edificios de apariencia similar, continuados por los sectores culturales norte y sur. Las dos avenidas del corredor central, las cuales reciben diferentes nombres en su transcurso, son atravesadas por otras avenidas que corren creando un semicírculo o arco. Por eso dicen que vista desde el cielo tiene la forma de un pájaro en vuelo o un avión. El corredor central siendo el cuerpo o fuselaje y las avenidas que lo atraviesan formando las alas.


Interior de la catedral metropolitana de Nossa Senhora Aparecida (Nuestra Señora Aparecida) en el Setor Cultura Sul (Sector Cultural Sur) en el Centro de Brasilia.

Al este del centro está el lago Paranoá, creado por la mano del hombre y de considerables dimensiones. Al oeste la cruza la carretera Rodoviária que hacia el sur, o bien directo o por intercepciones con otras carreteras, conduce a São Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades y hacia el norte hacia Formosa, Salvador de Bahía y demás destinaciones.


Puente Juscelino Kubitschek que cruza el lago Paranoá, dando acceso a Brasilia hacia el este.

Un lugar ideal de donde poder apreciar el centro de Brasilia es la Torre de Televisión, en el corredor central y aproximadamente un kilómetro de la Plaza de los Tres Poderes. Desde esta torre se divisa la hermosura y organización del diseño arquitectónico. Claro, después hay que ir y admirarlos de cerca. Muy atractiva es la catedral metropolitana de Nossa Senhora Aparecida. La entrada es subterránea, o al menos hay que bajar por una rampa como entrando en un túnel. El Palacio Itamaratí y el Palacio de Justicia son otros edificios de atractivo peculiar que se deben ver. Hay varios museos y otros edificios que también merecen atención, pero nuestro tiempo era muy limitado y preferimos tener una excusa para justificar el regreso. El zoológico tiene una bonita e interesante colección de animales en un amplio parque donde pasar un buen rato en contacto con la naturaleza.


Uno de los tantos edificios de arquitectura futurística en Brasilia.

Tenemos entendido que el día de la inauguración en toda Brasilia sólo habían 150 habitaciones de hoteles disponibles, lo cual creó algo de conflicto ya que sólo los invitados diplomáticos sumaban unas cinco mil personas. De este problema ya no hay que preocuparse, a no ser que sea un día muy significante. Desde la Torre de Televisión vimos una buena cantidad de hoteles que a simple vista cada uno de ellos indican superar el número total con que la ciudad contaba en su inauguración. Los hoteles se encuentran en el Setor Hoteleiro Norte y Setor Hoteleiro Sul, tenemos entendido que la calidad y el precio varían desde lo lujoso hasta lo práctico. En el sector sur, próximo al lago, hay muchos restaurantes, almorzamos en uno de ellos con gran satisfacción y aunque sí fue uno de los caros, el costo fue muy reducido comparado con otro de la misma cadena de restaurantes y similar menú en los Estados Unidos.


Otra vista del Congreso Nacional, en Brasilia.

Alrededor de lo que es el centro de Brasilia se han ido construyendo repartos o suburbios que según nos dijeron son consideradas ciudades anexas. En algunas de estas ciudades vimos residencias muy bonitas, otras no aparentan ser muy prósperas. Nos informaron que en total la metrópolis cuenta con tres millones de habitantes. En los bajos de Torre de Televisión hay un sinfín de tiendecitas de souveniers donde se puede comprar todo tipo de recuerdos. No tuvimos ningún tipo de inconveniente, al contrario, todo el mundo muy amable y cortés. Y aunque podríamos continuar indefinidamente contando esta exitosa visita, sólo nos queda decirle que si algún día se decide por viajar, Brasilia es un destino ideal.


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Última Revisión: 1 de Marzo del 2005 Todos los Derechos Reservados

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